El “10” que empezó de cero

En un apartamento del piso 19, en una unidad residencial a las afueras de Medellín, vive Jhonatan Yulían Mejía Chaverra, jugador del Envigado F.C que promete grandes cosas al fútbol nacional.


Sentado en un mueble café de cuero, en la sala de su hogar, está un joven soñador lleno de metas e ilusiones; amable, conversador y sobre todo muy familiar,  él es Yulián Mejía.
‘El flaco’ como lo llaman sus compañeros de equipo- vive con su hermano, una sobrina y el pequeño hijo de ella quien al llegar del colegio empieza a explicarme orgullosamente cómo fue el gol del “tío” la noche anterior en Copa Sudamericana.  El apartamento tiene tres piezas, una sala comedor y una pequeña cocina.

Le pregunté por su mamá porque me pareció raro que no viviera allí. Lo miré fijamente; él me sostuvo la mirada por dos segundos, rascó su nariz  y después de un silencio que duró otros tres, pero que parecieron 30, respondió con una voz firme pero pausada: “mi mamá murió hace dos años”. Yo tragué pesado e intenté cambiar de tema de inmediato, percibí algo de nostalgia en su respuesta. 

La gente empieza a reconocer el “10” del Envigado cuando fecha tras fecha  un moreno de 1.84 de estatura y 70 kg. de peso, da pinceladas de calidad y técnica en los partidos de la Liga Postobón. Pero pocos saben que tan espinoso fue el camino para llegar a donde hoy se encuentra.

Bebe un sorbo de Sprite, toma aire y empieza a contarme su historia de vida, nada fácil por cierto-, titubea poco a diferencia de una cantidad de colegas que sus intervenciones en los medios no trasciende más del “por ahí el rival…”, “por ahí el profe…” y por “ahí el equipo” -Muletilla típica del futbolista.

Nacido en las entrañas de la ciudad un 28 de julio del año 90, en el barrio El Salvador, pleno centro de la capital antioqueña, Yulián pudo salir adelante en una época en la que pocos se criaban debido a la difícil situación de violencia que aquejaba a Medellín en los 80 y principios de los 90. “Pese a que el ambiente era pesado, a mí no me daba miedo porque la gente de allá sabía que uno era un ‘pelado’ de bien, así que yo no me preocupaba”, contó mientras entrelazaba sus dedos. “En esa época las malas decisiones  también eran un rival a vencer, mire muchos de mis amigos están en el vicio”, agregó el creativo naranja notablemente orgulloso por haberle hecho una gambeta a las tentaciones que pudieron haber truncado sus sueños.

“Mi papá (Antonio José), se desempeñaba como zapatero en el barrio y mi mamá (María Eugenia) era ama de casa. A pesar de las carencias siempre tuve lo básico que debe tener todo niño: estudio, comida y hogar”, me contestó Yulián cuando pregunté sobre las condiciones en las que creció.

Sus inicios en el fútbol se dieron en la cancha El Hormiguero en el club Estrella Roja, en el que entrenaba todas las tardes luego de ir al colegio. Allí ‘el flaco’ empezó a soñar y a mentalizarse que quería ser futbolista. “Siempre tuve claro que quería vivir del balón, inicialmente del microfútbol y luego del fútbol, todos los días pensaba en eso, siempre lo imaginé”, decía mientras miraba hacia una ventana que quedaba al frente del mueble donde estábamos sentados, desde donde se visualizaba el imponente azul celeste del firmamento.

Loreto F.C, Campo Amor y Arco Zaragoza, fueron otros equipos por los que pasó Mejía, pero sin duda alguna el equipo que marcaría la carrera futbolística de este joven soñador fue Ferroválvulas, un equipo de fútbol aficionado en el que Yulián empezó a mostrar su potencial, destacándose como uno de los mejores jugadores del equipo y del torneo.
“Ferroválvulas marcó mi destino, allí hice muchos goles, estuve dedicado de lleno al fútbol, hasta me salí de estudiar dos años”, comentó de inmediato lo interrumpí y sorprendido le pregunté si la familia lo había apoyado en esa decisión, él se rio y se quedó mirando al suelo algo sonriente. “Cuando le dije a mi mamá que me iba salir de estudiar me pegó una pela que quedé hasta aburrido”, relató mientras el brillo de sus ojos daban cuenta de un viaje en el tiempo.

-¿Y el papá?- contrapregunté.
-Él diario me apoyaba en todo, a veces me acompañaba a los entrenamientos-respondió.
En ese momento miro un tatuaje en su antebrazo derecho, son unas letras chinas, de inmediato le pregunté qué significaba: “dice José y María, el nombre de mis padres, es un pequeño homenaje a ellos”, me responde sin vacilar, el amor por su familia es visible, recalca la importancia de ellos en su vida.

Luego de cultivar frutos por dos años, llegaría el momento de recogerlos, en el 2008 Álvaro Zuluaga lo llevó al Girardot del departamento de Cundinamarca, equipo de la segunda división colombiana.

Como había notado su apego por la familia le pregunté qué tan duro había sido dejarla. “Al principio fue muy duro pero con el paso del tiempo fui acoplándome”, respondió. El volante recordó dos anécdotas que le sucedieron mientras jugaba allí, hoy las rememora con risas pero reconoce que sintió miedo en el momento. “Una vez íbamos a jugar fecha, los viajes de los equipos de la B se hacen en bus por las dificultades económicas, y al llegar a un peaje el bus se empezó a quemar, nos tocó bajarnos de una. Otra vez nos quedamos sin frenos, gracias a Dios seguía una recta”, evoca el jugador del cuadro naranja.

En el Girardot Yulián duró dos años, los cuales le sirvieron para ganar reputación y experiencia. En 2010 el habilidoso volante sería fichado por el Dépor de la ciudad de Cali, también equipo de la primera B nacional. Allí mejoraron un poco las condiciones de vida. “Pasé de ganarme 500 mil a ganarme un millón doscientos mil pesos, se viajaba un poco mejor, empecé a girarle a mi familia y yo me quedaba con alguito, esa fue una verdadera satisfacción”, contaba el futbolista paisa, quien al mismo tiempo movía su pie derecho continuamente como si tuviera ansiedad.

Los 16 goles en 32 partidos sirvieron para que varios equipos se fijaran en él, entre ellos Tolima, Nacional y Envigado, para que finalmente terminara recalando en los ‘naranjas’, equipo donde milita actualmente. Superó paso a paso un problema de bajo peso con el que llegó; a punta de dietas y vitaminas logró eludir este inconveniente con la misma agilidad que esquiva a sus rivales en el terreno de juego.

“El 6 de febrero nunca lo olvidaré, fue la fecha de mi debut nada menos que contra Nacional, el estadio estaba lleno, me fue bien, no dormí el día antes, sentía muchas cosquillas”, reveló Mejía quien se emocionó rememorando aquel momento.

Le pregunté si sentía algo especial por llevar en la dorsal el número que alguna vez tuvieron grandes leyendas como Maradona, Pelé y Platiní. “La ‘10’ no la tiene cualquiera, la tiene un jugador diferente, es un orgullo llevarla”, responde con inmediatez, denotando convencimiento de sus capacidades.

Además le pregunto por sus sentimientos hacia el Envigado. “Me quedo sin palabras, a Envigado le debo todo, eterna gratitud para ellos, al profe Sarmiento quien me puso a debutar y siempre me dio la confianza así estuvieran jugadores de experiencia”, comenta mientras sorbe el último trago de gaseosa.

Me da curiosidad y le indago por sus referentes a nivel nacional y a nivel mundial,   él sin pensarlo responde: “A la vida le agradezco por haberme permitido jugar al lado de Néider (Morantes), desde pequeño lo veía, era mi ídolo. Del extranjero admiro el fútbol de Iniesta”.
En los ratos libres Yulián está con su familia y con su novia Shirley con la que lleva once meses, además es gran apasionado del baile,  con algo de satisfacción confesó que no le gusta el licor.

Mientras me levanto y me estiro un poco, le pregunto por sus proyectos y planes a futuro, él aún sentado y acomodándose su gorra me responde: “confieso que soy hincha de Nacional, me gustaría jugar allá pero mirando más adelante quiero jugar en los grandes de Europa: Barcelona, Madrid, Manchester o Inter.”
En Envigado empezaron a tejer su carrera jugadores que hoy hacen parte de la élite del fútbol mundial: Gio Moreno, James Rodríguez, Dorlan Pabón y Juan Fernando Quintero, conforman la lista en la que un talentoso, hábil, juicioso, humilde, pero sobre todo soñador joven, quiere también plasmar su nombre.


Rafael Sierra Gallego

          Imagen extraída de: http://www.futbolred.com/contenido/liga-postobon/noticias/fecha1apertura2013/IMAGEN/IMAGEN-12581860-2.jpg

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